Se revelan más datos terribles del "empresario" detenido antier

02.08.2025 12:44

"Me drogaba, me grababa y me usaba": Escalofriante denuncia por violencia sexual y psicológica.
Luego de darse a conocer la detención de Francisco Javier “N”. en un fraccionamiento exclusivo de la zona poniente de la capital de San Luis Potosí, luego de una orden de cateo concedida por un juez, a solicitud de la Fiscalía General de la República (FGR), ha surgido más información sobre el actuar de este sujeto.

 

Una denuncia formal presentada por Romana ante las autoridades ministeriales de San Luis Potosí (de la cual contamos con copia) y un video en sus redes sociales ha revelado un presunto patrón de abuso físico, psicológico y sexual sistemático perpetrado por su exesposo, Francisco Javier, con quien mantuvo una relación matrimonial desde 1998. La acusación, respaldada por declaraciones oficiales y técnicas de investigación ministerial, ha encendido alarmas por la gravedad de los hechos y lo que puede estar de fondo en este caso. También la mujer lo acusa de haberla desapoderado de varias empresas.
 

En el extenso escrito de denuncia, la afectada detalla que durante años fue víctima de amenazas, agresiones físicas, manipulación emocional y abuso sexual. “Me agredía física y psicológicamente, mantenía un estado de violencia generalizada… me inducía al consumo de drogas para luego aprovecharse sexualmente de mí”, se lee en el documento.
 

Según el testimonio, el denunciado no solo ejercía control mediante violencia física, sino también utilizaba drogas para forzarla a mantener relaciones sexuales no consensuadas. En una de las declaraciones más perturbadoras, la mujer asegura que fue grabada en momentos íntimos sin su consentimiento, en estados alterados o inconscientes, y posteriormente amenazada con la difusión de ese material si no accedía a nuevas exigencias sexuales. “Me manipulaba…me amenazaba con armas de fuego, me agredía físicamente, me obligaba a consumir sustancias y me inducía con la finalidad de que accediera a pretensiones sexuales. Me grababa con otras personas que personas, y luego me mostraba los videos con el chantaje que si yo decía algo los difundiría”, declaró ante la FGR.
 

En otro fragmento de su testimonio, la denunciante afirma que en múltiples ocasiones encontró dispositivos con contenido pornográfico —algunos presuntamente grabados con ella sin su consentimiento— y fotografías explícitas tomadas mientras se encontraba bajo los efectos de las drogas. Incluso, asegura que se trataba de un patrón recurrente, planeado con antelación y ejecutado bajo amenazas.


Además del abuso sexual y psicológico, Arriaga también denunció la posesión ilegal de armas de fuego y drogas por parte de su expareja en varios domicilios. La Fiscalía General de la República en su comunicado oficial FGR DPE/2941/2025 asegurando en el lugar un arma de fuego tipo rifle.
 

Las autoridades federales han iniciado una investigación y se han girado solicitudes para aplicar medidas de protección en favor de la denunciante, quien afirmó haber abandonado el domicilio conyugal debido al incremento progresivo de la violencia.
 

Este caso expone una realidad alarmante: la utilización de la intimidad como herramienta de control y sometimiento. Expertos en violencia de género advierten que este tipo de conductas —el uso de drogas, la grabación de actos sexuales sin consentimiento y la amenaza de difusión— constituyen una forma particularmente cruel de violencia sexual y digital.
 

“El consentimiento viciado por manipulación o bajo los efectos de estupefacientes no es consentimiento. Es una forma de violación, aunque ocurra dentro de una relación formal o matrimonial”, explica la psicóloga y activista en derechos humanos, Dra. Laura Méndez, consultada para este reportaje.
 

Mientras las autoridades procesan las evidencias, entre las que se incluyen grabaciones, fotografías, testimonios vecinales y peritajes, la denunciante permanece bajo medidas cautelares.
 

Romana rompió el silencio. Ahora, le corresponde al sistema de justicia mexicano demostrar que la ley también protege a quienes se atreven a alzar la voz.