SCT del Gobierno de SLP se niega a entregar datos del padrón vehicular completo

09.08.2025 12:12

Opacidad al volante: el gobierno de Gallardo vuelve a esconder información pública
En San Luis Potosí, la transparencia es ya una especie en peligro de extinción. El sexenio de Ricardo Gallardo Cardona ha convertido la opacidad en política de Estado, y cada nueva solicitud de información se topa con un muro cada vez más alto.

Otra vez, la negativa de cumplir con la ley de transparencia vino desde la oscura Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT) estatal, dirigida por Aracelí Martínez Acosta, quien decidió negar datos básicos sobre el transporte urbano: el año y modelo de cada unidad que actualmente circula.

La petición se realizó sobre el padrón de permisionarios del transporte público donde aparezca el nombre o razón social del permisionario, número de unidad oficial, así como el año (modelo) de la unidad, registrada con el folio 241229825000058, fue respondida a través del oficio SCT/DGTCM/0192/2025 con una negativa que raya en lo absurdo. Pese a que la solicitud era muy clara, la dependencia solo entregó sin simple listado con los nombres de los permisionarios, omitiendo los datos elementales que complementan un padrón oficial.

La pregunta es inevitable: ¿qué quiere ocultar Aracelí Martínez Acosta? ¿Por qué impedir que la ciudadanía sepa si las unidades del transporte público son seguras, modernas o chatarra sobre ruedas? Lo que no quieren informar y que se conozca, es cuantas unidades del transporte público siguen circulando ilegalmente tras haber vencido el plazo de diez años de uso que marca la ley. Queda claro, que existen contubernios para evadir el cumplimiento de la ley.

La negativa ya fue denunciada ante la CEGAIP. Y aunque tarde o temprano los datos saldrán a la luz, este episodio deja claro un patrón inquietante: cuando un gobierno rehúye la transparencia, casi siempre es porque hay algo turbio detrás.

En la administración de Gallardo, la opacidad no es la excepción: es la regla y la nueva maldita herencia que vivimos en San Luis Potosí.