San Luis Potosí: la ciudad de los baches eternos
El estado de las calles de una ciudad es un reflejo directo de la gestión pública y la eficacia del gobierno en el cumplimiento de sus responsabilidades. Una ciudad llena de baches no solo representa una incomodidad para los ciudadanos, sino que se convierte en un símbolo palpable de la corrupción y la irresponsabilidad de los mandatarios y servidores públicos encargados de velar por el bienestar de la infraestructura.
Promesas vacías de reparación de las vialidades han sido una constante en los discursos políticos y cada campaña electoral desde hace años. Sin embargo, el problema persiste, afectando a conductores, peatones y ciclistas por igual. Detrás de cada bache hay un rastro de negligencia, donde los recursos destinados a la reparación se desvían, se malgastan o simplemente desaparecen en las redes de corrupción que tanto caracterizan al ayuntamiento de San Luis Potosí.
Cada bache es una prueba tangible de cómo la mala administración y la corrupción afectan a la vida cotidiana, deteriorando no solo las calles, sino también la poca confianza en las autoridades.
Es hora de que los ciudadanos exijamos más que promesas y discursos. Un ayuntamiento que no puede reparar algo tan básico como las calles de su ciudad no solo pone en riesgo la seguridad de los habitantes, sino que también muestra su incapacidad para gestionar problemas mayores. Ya no es suficiente esperar, es necesario un reclamo colectivo que obligue a los responsables a actuar, antes de que el problema se siga hundiendo, al igual que nuestras calles.