Primero fueron ellos. Mañana podrías ser tú.
Primero fueron ellos. Mañana podrías ser tú.
México está presenciando un asalto legislativo contra la libertad de expresión. Y el epicentro se llama Morena. Desde Puebla hasta San Luis Potosí, pasando por Campeche y los tribunales federales, lo que antes fue una promesa de respeto al disenso, hoy es una maquinaria de censura disfrazada de legalidad.
En Puebla, la historia es clara: primero los panistas de Rafael Moreno Valle criminalizaron la protesta con la infame “Ley Bala”, luego Fernando Sánchez, diputado de Morena en el Congreso de Puebla propuso cárcel para quien se manifieste en la vía pública y obstruyera el paso y ahora el mandatario poblano Alejandro Armenta de Morena pretende criminalizar los tuits con la llamada #LeyCiberCensura. ¿El delito? Criticar. ¿La sentencia? De 11 meses a 3 años de cárcel por “vejaciones digitales”. La ciudadanía está bajo amenaza, no por cometer delitos, sino por ejercer sus derechos. Por su parte un diputado puede insultar a quien quiera sin consecuencias.
A nivel nacional, los casos se acumulan como graves advertencias. Karla Estrella, ama de casa que acaba de ser sancionada con una multa y deberá pedir disculpas públicas durante 30 días, luego de dar una opinión en su cuenta de X con mensaje crítico hacia una aspirante, a quien vinculó con un diputado. A la actriz Laisha Wilkins le llegó una notificación del TEPJF por una denuncia anónima tras un tuit. A un periodista en Campeche, Layda Sansores le quitó su propiedad, lo inhabilitó y lo multó. Y, por si fuera poco, el Congreso de San Luis Potosí, a propuesta des del Partido Verde con la ley de “halconeo" y otra para que una crítica a una diputada pueda tipificarse como “violencia mediática”, puedan ser perfectamente utilizadas por el gobierno para perseguir a opositores, periodistas y voces incómodas.
Esto no es una anécdota. Es un patrón y la realidad. El uso del poder para blindarse, para castigar la sátira, para intimidar la crítica. El periodista Jorge González, vinculado a proceso por “incitación al odio” tras exhibir al gobierno de la morenista Layda Sansores, lo dijo sin rodeos: “Nunca fui perseguido como ahora.”
Otro acto que nunca habíamos visto, fue cuando el presidente del senado Gerardo Fernández Noroña obligó a un ciudadano a humillarse para pedirle perdón público.
¿Y recuerdan lo que dijo en su momento Andrés Manuel López Obrador, fundador, líder moral de Morena y ex primer mandatario de la nación sobre todo esto? Basta ver su promesa publicada en su cuenta oficial de Twitter del 13 de julio de 2017: “Al triunfo de Morena se va a garantizar el derecho a disentir; nadie será espiado, censurado o reprimido. Habrá libertad de expresión.”
¿Cínico? ¿impúdico? ¿Simplemente falso? Parece burla. Pero no lo es. Es política de Estado.
Que no se te olvide. Hoy fueron ellas y ellos. Mañana seremos tú, yo, cualquiera que se atreva a levantar la voz. Porque en el México de Morena, disentir se ha vuelto un acto de alto riesgo.