Partido Verde coloca a ex oficial mayor del congreso como regidor en Pozos

El nacimiento del nuevo municipio de Villa de Pozos, en San Luis Potosí, lejos de representar un avance democrático, se ha convertido en una muestra más del descarado reparto del poder entre cúpulas partidistas. Los diputados locales del Partido Verde volvieron a hacer de las suyas al nombrar como regidor del Concejo Municipal a Alejandro García, un personaje con antecedentes oscuros y ampliamente cuestionados.
García, ex policía ministerial y candidato perdedor en procesos electorales anteriores, carga con un historial que dista mucho de inspirar confianza. Su paso como oficial mayor del Congreso del Estado dejó una estela de opacidad y confrontación con la transparencia. No fue una salida discreta: tuvo que abandonar el cargo tras estallar un escándalo por el pago de millonarios laudos laborales a personas colocadas previamente por el propio Partido Verde en el Congreso. Un caso que nunca fue aclarado del todo y que, como suele ocurrir, terminó sepultado por el silencio institucional.
Después de ese episodio, Alejandro García encontró otra vez refugio político en el Partido Verde, un instituto señalado por prácticas internas más que cuestionables. Ahí, aseguran que oficialmente no se pagan salarios formales a empleados, pero sí se liberan recursos mediante facturas por supuestos “servicios de asesoría”, un esquema que se presta para soltar miles y miles de pesos a este tipo de gente.
Su llegada al Concejo Municipal ocurre, además, en un contexto grave: la destitución arbitraria y claramente vengativa de regidoras y regidores que resultaban incómodos por alzar la voz y cuestionar decisiones. Con el argumento de que los espacios debían repartirse entre partidos conforme a resultados pasados, los diputados ignoraron por completo la voluntad y los intereses de la ciudadanía de Villa de Pozos. El pastel se repartió entre ellos y, como siempre, la gente quedó fuera.
En ese reparto sucio, el Partido Verde colocó a Alejandro García como uno de sus operadores. No es casualidad. Villa de Pozos es hoy un botín político y económico altamente codiciado por el grupo en el poder, y para eso se envía a perfiles como este, con historial de lealtades y poca rendición de cuentas.
La ciudadanía de este nuevo municipio no puede permanecer pasiva. Debe reaccionar, organizarse y exigir que quienes los representen sean personas del propio municipio, con arraigo y compromiso real, no políticos reciclados con antecedentes negros que simbolizan corrupción, opacidad y abuso de poder. De lo contrario, Villa de Pozos nacerá marcado por lo mismo de siempre: el desprecio por la gente y el secuestro de lo público por intereses privados.