Médicos en tu casa: ¿Solución real o una cortina de humo?
"Médicos en tu casa": ¿Solución real o una cortina de humo?
El gobierno federal ha anunciado con bombo y platillo el programa "Médicos en tu casa", una iniciativa que promete llevar atención médica a los hogares de los más vulnerables. Pero detrás de esta aparente solución, se esconde una realidad preocupante: el sistema de salud en México está en crisis, y en lugar de fortalecerlo, se están desviando recursos hacia un esquema que podría ser más propaganda que verdadera atención médica o incluso, ser aprovechado por delincuentes.
Los hospitales y clínicas del país enfrentan una grave escasez de medicamentos, equipos médicos obsoletos y una falta alarmante de especialistas. ¿Cómo se pretende enviar médicos a los hogares cuando ni siquiera hay suficientes en los hospitales? ¿Cómo garantizar que estos profesionales cuenten con los insumos necesarios si el sistema ya está colapsado?
Además, este programa pone en riesgo la seguridad de los pacientes y del personal médico. Al estar dirigido a adultos mayores y personas con discapacidad, podría convertirse en un blanco fácil para la delincuencia. Sin protocolos claros de protección, los médicos y enfermeras podrían ser víctimas de robos, fraudes o agresiones, dejando aún más vulnerables a quienes deberían recibir atención.
Pero el problema de fondo es aún más grave: no se trata de crear nuevos programas, sino de fortalecer los que ya existen. En San Luis Potosí, las llamadas Clínicas Rosas fueron presentadas como una gran solución para la atención médica de las mujeres, pero la realidad ha sido otra. La falta de información y transparencia por parte de SEDESORE, la Secretaría de Salud y el DIF Estatal ha impedido que estas clínicas den los resultados esperados. A pesar de los anuncios oficiales, muchas mujeres siguen sin acceso a los servicios prometidos, y la atención médica sigue siendo insuficiente.
Si el gobierno realmente quiere mejorar la salud de los mexicanos, debe dejar de lado las estrategias mediáticas y enfocarse en lo que realmente importa: un sistema de salud sólido, funcional y accesible para todos. No necesitamos más programas improvisados, sino hospitales que realmente cubran las necesidades.