García Harfuch: entre halagos y graves cuestionamientos
Omar García Harfuch, titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) fue colocado ahí por la presidenta Claudia Scheinbaum por ser una figura central en la lucha contra el crimen organizado, pero su carrera también ha estado rodeada de serios cuestionamientos que lo vinculan con redes criminales.
Uno de los casos más destacados es el testimonio de Dámaso López Serrano, alias "Mini Lic", hijo de un prominente capo del Cártel de Sinaloa, quien afirmó que Harfuch habría recibido sobornos del cartel, específicamente de "Los Chapitos", por dos millones de dólares. Según "Mini Lic", este dinero fue parte de un acuerdo para capturar a su padre, Dámaso López Núñez, lo que supuestamente incluyó manipulación de pruebas y la captura de otros familiares. Además, insinuó que Harfuch ofreció colaborar con la organización en la Ciudad de México cuando estaba al frente de la Agencia de Investigación Criminal (AIC).
Otro aspecto controversial en su carrera está relacionado con el caso Ayotzinapa. Harfuch era coordinador de la Policía Federal en Guerrero durante los eventos de la desaparición de los 43 estudiantes en 2014. Aunque él ha negado su participación directa, algunas investigaciones lo señalan como parte de las reuniones que buscaron encubrir la verdad, lo que ha despertado dudas sobre su papel en uno de los casos más emblemáticos de violaciones a los derechos humanos en México.
Pero las cosas van más allá, un testigo protegido vinculado al caso Ayotzinapa, declaró que Omar García Harfuch recibía pagos de 200 mil dólares mensuales del cártel Guerreros Unidos durante su gestión en la Policía Federal en Guerrero. Según este testigo, dichos pagos estaban relacionados con la protección y encubrimiento de actividades ilícitas de la organización criminal, lo que pone en entredicho su papel en la desaparición de los 43 estudiantes normalistas
Además de los vínculos con el crimen organizado, Omar García Harfuch ha sido cuestionado por su relación con Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad Pública y ahora convicto por nexos con el narcotráfico. Harfuch ingresó a la Policía Federal bajo el mando de García Luna, pero ha negado cualquier cercanía o tutela. Según sus declaraciones, solo tuvo interacciones esporádicas con él y afirmó que, de haber trabajado estrechamente, lo habría reconocido públicamente.
A pesar de estas acusaciones, Harfuch ha mantenido una imagen pública como un hombre clave en el combate al crimen organizado. Incluso fue blanco de un atentado atribuido al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), lo que refuerza su perfil de enemigo de estas organizaciones criminales. Sin embargo, las dudas sobre su relación con ciertos cárteles persisten, especialmente entre quienes señalan que su ascenso en la Policía Federal fue inusualmente rápido y favorecido.
Este conjunto de factores plantea una compleja narrativa sobre Omar García Harfuch, quien se enfrenta tanto a elogios por su trabajo como a serias denuncias de corrupción y colusión con el crimen organizado.