Galindo cuestiona guerra sucia en su contra pero calla la propia
Una frase muy mexicana dice que “el buen juez por su casa empieza”, y esto aplica perfectamente al alcalde de San Luis Potosí Enrique Galindo Ceballos, quien con justa razón se quejó de una publicación que se viralizó en redes sociales, donde aparecía como extraviado. Sin embargo, guarda silencio, tolera y permite que Eduardo Marceleño Alonso emprenda campañas de odio, calumnias y desprestigio contra periodistas y voces que considera incómodas. Lo más grave: se estarían utilizando miles de pesos del erario para financiar estas guerras de lodo.
Ayer, en redes sociales comenzó a circular una imagen alterada de una ficha de búsqueda de la Fiscalía General de Justicia del Estado, con la fotografía del presidente municipal Enrique Galindo. La imagen se burlaba de sus constantes viajes y de los problemas derivados de las fuertes lluvias en la capital potosina. De inmediato, muchos empleados municipales compartieron una publicación en Facebook del perfil “Los desechos de San Luis”, en la que se condenaba esta acción e incluso se pedía a la propia FGE que actuara, al considerarla un posible delito. Por su parte, el colectivo de madres buscadoras condenó enérgicamente la alteración de este tipo de fichas.
Por otro lado, el columnista Óscar Esquivel se dirigió directamente a Enrique Galindo y señaló que “siempre acusa de guerra sucia a los actos de su gobierno y de los suyos propios, muchos sin justificación”. Sobre la mencionada publicación, expresó: “Creo que, si no se hubieran hecho alusiones a las madres buscadoras, la mayoría de las personas ni siquiera se habría percatado de ella. A eso se le llama propaganda política: imagen inducida para que el público vea su mismo punto de vista”.
Desde esta tribuna, no consideramos adecuada ni justificable ninguna guerra de lodo. Pero resulta indispensable que Enrique Galindo Ceballos tome cartas en el asunto con su propio director de Comunicación Social y actúe con congruencia. Así como condena los ataques que dice recibir, debe tomar decisiones contundentes hacia el interior de su equipo. De lo contrario, pierde toda credibilidad al encubrir a servidores públicos nocivos y deshonestos, que deben ser llamados a rendir cuentas.