De la cúpula hacia abajo y no a la inversa.

29.06.2015 11:58
Si en nuestra casa, los padres no son los primeros en poner el buen ejemplo, en ser congruentes en lo que dicen con lo que hacen, será mucho más difícil que los hijos actúen siempre correctamente.
 
Algo así, guardando toda proporción sucede con el gobierno mexicano y el sistema que abarca todos rincones.
Para que las cosas realmente cambien y generen acciones radicales en el combate a la corrupción, se requiere que los de arriba, los que están en la cúpula sean los primeros en poner el buen ejemplo de rectitud y honestidad.
 
En caso que procedan con deshonestidad realmente tengan una consecuencia y el castigo será más que evidente. Esa será una señal real que las cosas están cambiando.
Cuando la impunidad vaya disminuyendo, en la sociedad en general empezará a permearse eso, así el ciudadano común verá que el de arriba es castigado por sus malos actos, que no se puede librar nadie que proceda mal, tendrá entonces un gran ejemplo.
 
Si el funcionario de cualquier dependencia es juzgado con severidad por realizar actos fuera de toda ética, que alcancen también al ciudadano que “ofrezca” una dádiva para agilizar el trámite, las cosas no solo van a cambiar, si no que harán que pronto corra este mensaje entre toda la sociedad : que los malos actos sí se están castigando.
 
Cuando la ciudadanía vea en la cárcel a los políticos que caen en actos de corrupción, van a entender que se está procediendo en los hechos y no en el discurso. Quedará en claro, que en México se sanciona la corrupción y que la ley se está aplicando sin distingo, empezando por los de arriba.
 
Ningún acto de corrupción se justifica, pero si la propia cúpula sigue pensando que esto es algo “cultural” y que el mexicano es tranza por naturaleza, será imposible cambiar las cosas.
 
El cáncer es la impunidad, no existe la cultura como tal, es el mal ejemplo que va permeando. Mientras los presidentes, gobernadores, alcaldes, senadores, diputados y funcionarios de primer nivel no tengan castigo, ¿qué puede cambiar hacia abajo ?.
 
Para mover un sistema, para generar verdaderos cambios se necesita algo muy sencillo y muy difícil a la vez : el buen ejemplo.
La corrupción debe castigarse, combatirse y perseguirse, pero empezando desde arriba, desde la cúpula, en ese instante, hablaremos que en nuestro país dejamos la “cultura” de la transa y la cambiamos por la del combate a la impunidad, un país donde se castigue al parejo: a mandantes y a mandatarios sin permitirse distingo.
 
En ciudades,  de europa como Londres, París, Roma, Amsterdam, Bruselas etc…como ejemplo, los ciudadanos pagan su boleto del metro o el bus sin que nadie los vigile, toman un periódico de un exhibidor y dejan el dinero respectivo. Maravilloso, ¿ verdad ? pero no olvidemos que la persona que vulnere esta confianza, recibe por parte del estado un castigo y sanciones ejemplares, sea quien sea el infractor y llámese como se llame. No dejando al infractor ganas de volver a fallar. Es decir, consecuencias para los malos actos sin impunidad.