Cuauhtli Badillo convierte programa federal en proselitismo personal
El Instituto Mexicano de la Juventud (IMJUVE) abrió la convocatoria "Jóvenes por la Transformación" bajo una premisa clara: ser un programa federal, apartidista y abierto a liderazgos jóvenes que quieran fortalecer sus comunidades sin depender de padrinos políticos. La idea parecía refrescante en un país donde la juventud suele ser usada como botín electoral. Sin embargo, la realidad mostró rápidamente sus grietas.
El diputado local de San Luis Potosí Cuauhtli Badillo, de Morena, no tardó en convertir esa convocatoria en su propia pasarela de propaganda. Publicó una felicitación con fotos con dos jóvenes recién nombrados Coordinadores Estatales del programa, Mariana y Juan José, como si fueran producto de su despacho personal de colocación política. Para rematar, uno de ellos le agradeció públicamente el “apoyo recibido”, dejando claro que, más que mérito, sigue importando a quién conoces y queda claro que el interés es partidista.
Este caso revela cómo la cooptación política se disfraza de respaldo juvenil. Si para acceder a un nombramiento supuestamente democrático necesitas tener el respaldo de un diputado, entonces la puerta no está realmente abierta para todos. El resultado es un programa que, en lugar de fortalecer la autonomía de la juventud, la convierte en capital político para oportunistas que buscan likes en redes sociales.
Mientras tanto, cientos de jóvenes con causas reales y sin conexiones políticas quedan fuera. Lo que debería ser un semillero de ciudadanía se convierte en un filtro de clientelismo. Así, la “transformación” termina siendo puro reciclaje de vicios de siempre: selfies, agradecimientos forzados y padrinazgos disfrazados de apoyo social. Un recordatorio de que, sin autonomía, no hay transformación posible.