AMLO: el egoísmo en el poder
En los últimos seis años, México ha sido testigo de un alarmante deterioro de sus instituciones democráticas. Bajo el mandato de Andrés Manuel López Obrador, el país enfrenta una grave crisis institucional, mientras el mandatario parece más enfocado en consolidar su poder que en atender las necesidades de los ciudadanos.
Un pilar esencial de cualquier democracia es la separación de poderes. Sin embargo, el presidente ha mostrado un claro desprecio por este principio, sometiendo al Poder Legislativo a sus propios intereses. Las reformas impulsadas por su administración han convertido al Congreso en una mera extensión del Ejecutivo, donde las voces críticas son silenciadas y las leyes se aprueban sin el mínimo escrutinio. Este asalto al Legislativo es solo el inicio de un intento por someter al Poder Judicial, una maniobra peligrosa que amenaza con desmantelar el equilibrio democrático del país.
La estrategia presidencial va más allá de la subordinación de los poderes. López Obrador ha profundizado la división social en México, fomentando la polarización y el enfrentamiento constante. En lugar de unificar a la población en torno a objetivos comunes, su retórica ha creado dos Méxicos: uno que lo sigue ciegamente y otro que es despreciado y señalado como enemigo. Esta fractura no solo desgarra el tejido social, sino que mina la confianza en las instituciones y en el futuro de la nación.
Uno de los engaños más graves de esta administración ha sido hacer creer a la población que la pobreza se resolverá simplemente con la entrega de dinero. Aunque los programas sociales son necesarios, utilizarlos como herramienta de manipulación política es irresponsable. Esta política de dádivas no aborda las causas estructurales de la pobreza; al contrario, perpetúa la dependencia y genera una falsa sensación de progreso. México necesita soluciones de fondo: la creación de empleos dignos y bien remunerados, una educación de calidad y un sistema de salud robusto, no simples paliativos que solo buscan ganar popularidad a corto plazo.
México se encuentra en una encrucijada. Continuar por este camino de concentración de poder, polarización social y políticas populistas llevará al país a un deterioro aún mayor. Es imperativo que la sociedad civil, las organizaciones y los líderes de opinión alcen la voz y exijan un cambio de rumbo antes de que sea demasiado tarde.
Esta no es solo una llamada de atención, es una advertencia urgente: el futuro de México está en juego.
Los políticos de hoy parecen más interesados en someter al pueblo que en servirle. Sin embargo, la ambición desmedida de poder que caracteriza a Morena y sus aliados podría llevarlos a enfrentamientos internos que, con suerte, los destruirán entre ellos mismos antes de que sea demasiado tarde para el país.